La visita a la sede de Destilerías Unidas no tiene nada que envidiarle a la que se haría en un museo interactivo. El recorrido, conducido por guías especialmente preparados, es útil para satisfacer la curiosidad de cualquier visitante y al mismo tiempo, para promocionar un producto que se ha convertido en el trago estelar en bares que van desde Londres hasta Dubai.
Para llegar a Dusa hay que tomar la carretera Barquisimeto-Acarigua hasta llegar a La Miel, a unos 45 kilómetros de Barquisimeto. Antes de comenzar la visita formal, nos enteramos de los avatares de la historia de la destilería, que comienza en 1938, cuando Tomás Sarmiento crea Licores Ibarra, en Caracas, compañía que se traslada luego a la hacienda y trapiche Saruro. Unos años más tarde, entran en juego Destiler’s Corporation Seagram y varios accionistas venezolanos, para fundar Licorerías Unidas. En 1991, Diageo y Pernod Ricard adquieren la parte que correspondía a Seagram’s, de la que se desprenden una década más tarde. Es entonces cuando Destilerías San Andrés adquiere todas las acciones de inversionistas locales y extranjeros y da lugar a Dusa.
Esa aura de empresa cosmopolita se nota en la forma como está organizado el recorrido El Paso del Diplomático, que recibe su nombre en honor al producto estrella de la compañía, pero también a un misterioso personaje llamado Don Juancho Nieto Meléndez, cuyo busto puede admirarse en la casona de la Hacienda Saruro y en las etiquetas del ron, y que según cuenta la leyenda era un experto catador.
Trabajo artesanal a gran escala
Una de las primeras paradas de la visita a las 1.300 hectáreas del complejo licorero permite admirar el trabajo de los artesanos que se encargan de reparar las barricas de roble para el envejecimiento del destilado. Se trata de recipientes con historia, pues ya fueron usados previamente para añejar whisky o ron.
La elaboración del producto comienza con la selección de materia prima. La melaza de caña, previo control de calidad, se transporta en camiones cisternas que la descargan en una poza techada, desde donde será bombeada, por un sistema de tuberías, a los tanques de fermentación. Una vez allí se añadirán las levaduras. La temperatura de la mezcla se controla de forma automática y, de ser necesario, se activará un sistema de enfriamiento.
En el área de destilación, puede admirarse un brillante alambique de cobre escocés, que está en el lugar desde la década de los cincuenta y que se utiliza para la destilación de aguardiente para ron pesado. Esta tecnología convive con las torres de destilación continua, con las que se obtendrá aguardiente para ron liviano.
El ron ya está listo para su añejamiento y pasa entonces a las barricas de roble. El maestro ronero decidirá las mezclas o blends de distintos productos y evaluará su calidad. Aunque se trata de un trabajo a gran escala, en la elaboración de la línea de rones de Dusa puede notarse un amor por el detalle, propio de una obra artesanal.